Golf en plena naturaleza en Paradise Coast
Jugando al golf en Paradise Coast verás “birdies”, “eagles”… y muchas otras aves.
La impresionante águila calva posada majestuosamente en lo alto podía ser una señal premonitoria. "Ve por la gloria", parecía decir, fijando su mirada hacia el green del hoyo 11 de The Rookery at Marco, ubicado a 518 metros. Lamentablemente, la gloria es esquiva y seis golpes después otro bogey se suma a la tarjeta.
Y sin embargo, si hay un lugar en el que no importa hacer un bogey, es éste. Con cerca de 90 campos bañados por el sol durante todo el año y espectaculares escenarios naturales, Paradise Coast es un destino de golf de primer nivel. El solo hecho de elegir en qué campos jugar es una tarea monumental. Lo bueno es que el resultado siempre será satisfactorio.
Guiados por la etérea experiencia golfística, más que por estilos o diseñadores en particular, elegimos cuatro campos para jugar durante cuatro días, esperando capturar la esencia de un panorama deportivo en constante desarrollo.
UN VERDADERO DESAFÍO
Procura equiparte con una caja de pelotas y suficiente adrenalina para ejecutar un drive de 276 metros en Lely Mustang Golf Club, ubicado a pasos de las lujosas instalaciones de GreenLinks Golf Villas at Lely Resort. Mientras Marc Canady, Club Pro y director de Torneos del lugar, maneja su carrito con estilo entre los ondulantes fairways y amplios greens, los golfistas menos avezados dan una primera mirada a muchos de los 12 lagos y los insondables bunkers del campo.
Este campo diseñado por Lee Trevino se distingue por su extensión –6.600 metros desde los back tees–, lo que lo hace más desafiante que los tradicionales campos pertenecientes a resorts. Para los deportistas que no tengan un alcance digno de Tiger Woods, desde los tees blancos –con cerca de 5.500 metros– el impecable Lely Mustang también es una experiencia de golf altamente disfrutable. Si es posible, hazte el tiempo para jugar en el adyacente Lely Flamingo Island Club, campo que lleva la firma de Robert Trent Jones sénior.
LA MORDIDA DEL TIBURÓN
La siguiente parada es Tiburón, el club de The Ritz-Carlton Golf Resort, Naples, que dispone de dos campos –Gold Course y Black Course– con fairways tan suaves que podrían pasar por greens. Este diseño único de Greg Norman, donde se celebra el QBE Shootout todos los años, prácticamente no presenta irregularidades. En cambio, Tiburón ha implementado áreas con vegetación o con caracolas molidas para generar un desafiante ejercicio de pericia, recompensando los buenos tiros y mostrando algo de compasión ante los golpes que preferiríamos olvidar. En el hoyo 9 de Black Course (par 5), por ejemplo, uno podría hacer un approach aparentemente perfecto por encima del lago, en dirección al inmaculado green, solo para que la pelota aterrice en lo más alto, se detenga momentáneamente y ruede trágicamente hacia atrás cayendo en el oscuro abismo. En el siguiente hoyo (par 3), el golfista que todavía se está lamentando por lo anterior puede ver cómo su compañero hace rebotar la pelota sobre el agua del estanque hasta unas blasfemas cinco veces antes de que llegue al green. Ah… ¡De qué intricada manera la agonía y el éxtasis se entrelazan en Tiburón!
VINTAGE CLÁSICO
A solo una cuadra de la playa se encuentra el campo histórico de The Naples Beach Hotel & Golf Club, construido originalmente en la década de 1920. Este popular campo público fue totalmente renovado en 2016 por Jack Nicklaus, diseñador de campos de golf mundialmente reconocido, en colaboración con el exitoso arquitecto John Sandford. Nicklaus tiene una conexión personal con el campo original. Él rompió el récord de 40 golpes para 9 hoyos a los 11 años cuando jugaba con su padre, anotando 37.
El actual par 71 consiste en cinco tees de 4.389 metros a 6.309 metros. Además, hay un campo de práctica de 274 metros de extensión.
A VUELO DE BIRDIE
Mantenerse enfocado en The Rookery at Marco, uno de los dos campos del JW Marriott Marco Island, no es nada fácil. Los extensos pantanos que envuelven el campo –y que se tragan más de una pelota– hacen que sea difícil dejar de admirar la naturaleza para concentrarse en el juego. No sorprende que The Rookery sea miembro del Audubon Cooperative Sanctuary Program. En el hoyo 11, un águila pescadora y un cocodrilo perezoso se suman al águila calva que habita este campo para ser testigos de tres vergonzantes bogeys en un green extragrande. A decir verdad, haber olvidado los binoculares es una falla tan grande como errar otro putt a un metro.
Quienes se benefician con el intensivo rediseño de Robert Cupp Jr. son los primerizos, con cinco tees, generosos fairways inclinados, y amplios y ondulados putting greens. Pero los profundos bunkers y los pantanos que muerden el terreno, sin contar los tees de campeonato que alcanzan 6.650 metros, hacen que el recorrido sea lo suficientemente interesante y desafiante como para jugar una y otra vez. A ello se suma el otro campo del JW Marriott, Hammock Bay, diseñado por Peter Jacobsen y Jim Hardy. Con par 72, también se trata de un refugio natural, con hoyos que ofrecen muchas opciones para llegar al green.
Todo lleva a una reflexión final: con tantas opciones, es el momento de pensar en qué campo querrás reservar tu turno para jugar.